Prejuicios sexuales entre nuestra especie.
El mundo esta inundado por dobles estándares. La Doble Moral Sexual
es un mecanismo por el que se establece una diferencia entre derechos y
deberes, en materia sexual, juzgada con diferencia entre hombre y mujer.
Mientras que la promiscuidad masculina es la representación de un
símbolo de éxito y virilidad, por esa misma o una mucha menor
promiscuidad una mujer,a diferencia en algunas culturas, puede ser
apedreada hasta la muerte.
La mujer amada es considerada una
santa y mientras se le otorga tal santidad, se busca satisfacer los más
bajos instintos con la "otra clase de mujeres", las "putas", porque de
ver así a la pareja amada, ésta bajaría del pedestal en la que la hemos
subido para ser mero objeto de satisfacción; mancillada por el instinto
animal y la "perversión".
El inicio de esta disyuntiva moral se
localiza en las raíces judeo-cristiano-católicas de nuestra cultura
occidental. Desde la presentación del pecado original como el acto
sexual en el génesis, aunado a que éste esta cometido según el mismo
texto por la debilidad de la mujer frente al maligno, las cosas se ponen
feas, mal para la mujer. Posteriormente cuando se inventa el mito de la
virgen María, se le pone el último clavo al ataúd de la sexualidad
femenina. Ataúd que se mantendrá cerrado durante miles de años. Hasta
que alguien se atreva a nombrar las cosas, intelectualizarlas y así
nombrar el tabú.
El dichoso mito de la "Virgen María" logra
separar completamente dos componentes del todo femeninos: las funciones
de madre, proveedora y guardiana de la familia se ven por completo
cercenadas de la capacidad de experimentar placer y de disfrutar placer
durante el acto sexual. Religión y prejuicio, mitos absurdos han logrado
privar a las mujeres de todo el mundo de sus derechos de disfrutar de
su sexualidad sin juicio ni prejuicios.
Las mujeres viven con
culpabilidad su sexualidad; sienten vergüenza por sus instintos y no
quieren parecer inmorales ante quienes la aman o ellas aman.
SI
una mujer desea gozar del sexo, está tan mal visto, que es puta de
inmediato. Que una mujer sea la que inicie el contacto sexual es un
terrible descaro. Que una mujer pida sexo está condenado, que una mujer
necesite sexo está mal visto, que una mujer se masturbe para cubrir esta
necesidad es lo peor.
Sin embargo, la doble moral reside justo
aquí: es la imagen de la mujer mala, de la mujer puta, de moral relajada
la que quieren los hombres cuando apartan sus miradas de sus novias
amadas, enaltezadas e idealizadas; y sus esposas santificadas. El goce
con la rubia superior...La guarra, la morena putilla, la que la chupa
como si no hubiera un mañana; ésa es la que los hace gozar, porque
incapaces de otorgarle amor al sexo o viceversa, buscan cada noche en
los clubes de la ciudad. "Zorras ligeras" por las que pagan en las
esquinas sombrías de sus almas, por un poco de desinhibición y otro
tanto de goce y liberación.
¿Por qué no podemos soportar que las
mujeres se fusionen nuevamente con su instinto animal, que no por
animal, menos humano? ¿Por qué razón una madre, hermana o vecina tiene
que luchar entre ser madre o puta y nadie parece entender que tienen
todo ese derecho a gozar de su sexualidad del modo que mejor les parezca
conveniente?
Esta situación a la larga no puede sino ser poco
benéfica, nefasta para toda la humanidad. Pese a ésta horrible sociedad
hipersexualizada, nos condenan a talantes reprimidos y santurrones.
¡Cuanto cinismo! Y qué asco siento hacía la doble moral. Rechazamos
nuestra animal esencia, creyéndonos mejores que los animales; mientras
las más horrendas represiones crean negros monstruos en las mentes de
los hombres: monstruos que se embalan en la psique y como resultado
aparecen las violaciones y los abusos a niños, las torturas y las
verdaderas desviaciones sexuales, que, desde luego poco tienen que ver
con la libre elección de prácticas, sino que encuentran placer en
someter a niños, mujeres, hombres y animales CONTRA SU VOLUNTAD. Es hora
de vaciarnos los vasos llenos de prejuicios. El daño ha sido terrible.
Escribo éstas líneas, porque escritora me hice precisamente en contra
de los prejuicios, porque abiertamente nombraré lo no nombrable y lo
tabú. Porque yo también he sido víctima en mi niñez de los reprimidos
deseos de un déspota y de ahí, que mi intelecto no para de analizar en
dónde radican los verdaderos males de ésta humanidad a la que, para bien
o mal, también pertenezco.
En sintonía y con lo descrito,
escribí precisamente le siguiente relato; que leído desde la doble moral
y el juicio, se parará sobre lo soez, guarro y descarado, buscando
incluso las guarrerías en la propia autora a modo "qué guarra, cómo
sabrá de todo eso"...Y, empero, leído libre de prejuicios, reparará en
algo muy distinto, como puede ser el alma rota a pedazos de la
protagonista de mi relato, que muy poco tiene que ver conmigo; o tal
vez, muy mucho; pero no obstante con muchas otras desde luego y en
nombre de muchas, pienso no callarme jamás.
Sub umbra floreo: c.bürk:
Comentarios
Publicar un comentario