"Amando he encontrado lo que preguntando había perdido...

"Amando he encontrado lo que preguntando había perdido... amando he nacido, y, oh muerte! comprendí que sin amor quienes mas sabios se saben, viven muertos"...

No hay nada más simple: El amor es el maestro.
No conoce de preguntas, pues es todo respuesta.
Quien ama manifiesta su verdadera naturaleza... La divinidad humanizada.
Quien ama está sentado a los pies del Gran Origen.
Quien ama con Amor real, está manifestando la gloria de su verdadera misión en la Tierra.
Donde se acaban las preguntas y las ideas, allí se encuentra, radiante, el hombre que ama y en su amor está el sentido de la creación divina, la naturaleza oculta en toda la realidad.

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Hay una verdadera llave para abrir las puertas de la sabiduría que acompaña, silenciosa, el caminar del hombre en la Tierra…
Y es tan simple como las hojas, que son también una muestra de que ante lo que puede llamarse insignificante para muchos, es posible encontrarse la mayor complejidad que un hombre podría hallar en su más sorprendente creación.
Se suele olvidar que cada órgano del cuerpo físico de cualquier ser vivo es una máquina de una complejidad inigualable comparada con los artefactos más ingeniosos del ser humano…
También se suele pasar por alto que el hombre nada crea, sino que sólo interconecta elementos que la sabiduría de la existencia ha plasmado en el reino fisico, y que la especie humana sólo descubre los efectos que se producen al vincular unas partes con otras.
¿Has notado, en medio de tus carreras cotidianas, que el cuerpo humano es una máquina increíblemente duradera que se compone de sustancias sustentadas en el agua y movidas por impulsos eléctricos y que posee en su estructura materiales de una complejidad inimaginable para el más conocedor de las ciencias?

Suele pensarse que una computadora promedio es más potente que cualquier cerebro humano, pero la realidad es que esto es sólo cierto en la capacidad de resolución de determinadas tareas básicas, aunque cualquier cerebro del insecto más “rudimentario” supera de manera difícilmente imaginable lo que la tecnología actual le permite concebir a la ciencia humana de la Tierra.
Una complejidad apenas comprensible acompaña hasta los más simples actos que un ser viviente realiza; aun así, pensamos que nada puede compararse a la capacidad reflexiva del humano civilizado actual.

En este estado tan corriente en el que te encuentras, siendo un ser más entre un mar de seres, debes comprender que no hay milagro más grande que el estar aquí y ahora, y que hasta lo que puedes entender como algo totalmente común está imbuido en su esencia de una maravillosa magia que lleva la firma de un Origen silencioso, que, lejos de ser invisible, permite verse tanto y en tantas cosas, que las personas no pueden percibirlo.

De la misma forma, en cada sensación humana, se encuentra la Esencia que es la raíz de todo lo que existe, en el amor humano se enciende la luz del Amor Universal, tan grande que ninguna mente puede comprender o abarcar, de la misma forma que no percibe, en una simple flor, la manifestación de una Esencia que todo llena, que todo forma y que en todo se manifiesta.

El corazón espiritual del ser humano lleva en sí mismo la esencia de todo lo que debe ser comprendido por el hombre, pero ante los miles de caminos que día a día este puede seguir, esa maravillosa Esencia del existir es pasada por alto.
Y entre miles de preguntas, su mirada lo aleja de la verdadera visión de la Gran Respuesta.

La verdadera espiritualidad, por eso, no consiste en transitar los caminos del mundo con ojo atento con la intención de comprender cómo el universo se mueve, sino que es, en realidad, el volver la mirada hacia nuestra propia esencia, en la que la Gran Verdad tiene su trono.
Cuando el ser humano comprenda que debe partir del conocimiento interno, comprenderá incluso la esencia de nuevas tecnologías que serán incluso más sorprendentes que las hoy presentes en el mundo.
La comprensión de los procesos por los cuales el Espíritu de Vida se manifiesta a través del corazón de los seres sintientes, abrirá, poco a poco, una nueva etapa en la que el ser pensante humano desarrollará tecnologías más allá de lo que hoy se entiende como “magia”.

El hombre avanza en este mundo desarrollando la comprensión de las causas y los efectos de los niveles más densos de la materia…
El mañana, en que el hombre conocerá los procesos que involucran las raíces de todas las causas materiales, le traerá el conocimiento de un nivel tecnológico que se basará en las causas de los procesos materiales, por lo que tendrá un poder hoy ni siquiera imaginado sobre los efectos físicos.


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Retoma la senda
vuelve al camino
de las cosas simples…
la flor crece sin esfuerzo,
la mariposa vuela sin preguntas,
el sol brilla cada día pues la Tierra danza en torno a él…
y así ambos beben su motivo
en la historia del Orden.

Retorna al camino
del corazón calmo
como el río que luego de la tormenta
ha amansado sus aguas
y ha vuelto a ser cristalino…

Con cada minuto
el Eterno canta, en la vida de los seres
y respira en tu aliento
y camina en tus pies…
Y mira en el ave, y crece en la tierra
vuela en los corazones tiernos
y hace de los justos, sus ángeles.

Cansados, los hombres,
ven al frente muchos caminos
y apresuran su andar hacia la paz ansiada…
Llegará al fin el momento
en que cada ser comprenda
que ese ansia los confunde
y en carrera tras la meta imaginada, sólo alejan la llegada.

Ese ansia es el carcelero,
la única separación.
El miedo y confusión.
La lucha.
El consecuente llanto.

Busca sin buscar, dice el alma
y la cabeza no comprende…
Pero al dejar de buscar, comienza el encuentro.

Las partes son el total, el amor es La Presencia
dice el pecho, y el intelecto no lo acepta…
Y es porque, la infinita sabiduría que todo habita
así lo ha planeado…

En su belleza absoluta, ha hecho de lo pequeño lo más grande,
y de lo más grande ha hecho lo pequeño…
En contradicción humana, y en esplendor divino
para que el hombre, en su paso por el mundo,
sólo sepa, que tiene dos cosas: el amor y el desconcierto.

Al ir solo por los caminos, interroga a cuanto le sale al encuentro
pero al detenerse, cansado, comprende que debe mirar lo que lleva en su equipaje…
Sólo dos cosas tiene, lo que ama y lo que teme…
Al centrarse en lo más puro, puede ver, que lo amado es lo real
y lo que teme es ilusión…

Allí reencuentra el camino
por donde los sabios verdaderos han pisado
conociéndose a ellos mismos, y desde eso, conociendo el sendero.

Siempre listo para ir en pos de lo que quiere,
el hombre olvida lo que tiene…
Y lo que tiene es la gran llave
el amor, como semilla
de un árbol infinito, y de frutos celestiales.

Una luz todo cubre
mientras el hombre llora,
y las lágrimas opacan los colores
de las flores que no ve.

Ama…

Así, poco a poco
a tu ritmo, descubrirás que el Paraíso perdido
está en tu pecho…

El camino primero
es simple…
Camina despacio, y atento observa:
Cada cosa tiene un canto,
Cada momento su tesoro…
Cada dolor su fuego que consume la verde hierba, pero que esas cenizas
enriquecen la tierra y la hacen fértil.

Mira las estrellas… abre tu alma al Alma de toda alma
escucha su voz
y camina a su lado.

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El caminante silencioso.

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