Reseña por Ubaldo R. Olivera para "Maldita Matilda" (Nueva novela corta)


Maldita Matilda tiene la intensidad de atmósfera y de suspense como para que el lector/a potencial que vive y respira en cada uno de nosotros no se quiera separar de ella hasta saber qué ocurre con la asustada vida del narrador. La música de las frases, la fuerza y sugestión de los monologos con los que Matilda parece tejer más de una trampa, el temor del narrador de no poder salir de esa situación, hacen que la historia avance y avance y por momentos simpaticemos con el odio de Matilda, y por momentos lleguemos a escarnecerla. ¿Qué pasaría si...? ¿Qué pasaría si...? Se va preguntando de continuo quien lee la historia y permanece ahí, a la espera, vigilante, casi hasta con el temor de que Matilda salte de las páginas y nos asfixie entre sus patas, y nos devore como la viuda negra suele devorar al macho después del goce. La plasticidad de sus imágenes, de las imágenes que poco a poco va destilando el relato Maldita Matilda, nos mantiene vivos en todo momento porque más que leer las imágenes, las vemos, las sentimos, las padecemos. Y a Matilda la escuchamos con naturalidad y compasión porque su rencor, lo que le sucedió de niña, lo que le hicieron aquellos cuatro tipejos, acaso sean el reflejo de otra realidad paralela que tenemos arraigada y no sabemos reconocer a un primer vistazo porque los códigos y secretos con que está armada la sociedad, no nos permite salir de ciertos laberintos y oscuridades. Matilda goza de la belleza pero se cuestiona, goza de la sensualidad pero se defiende cuando es pertinente, goza de su dolor pero no teme contarlo porque sabe que las palabras malditas, como las emociones y el amor, como la maldicón que le escuchó a su impotente marido antes de morir, puede que sean al final otro reflejo de los muchos miedos que nos viven dentro.

Y su final, su terrible final no deja ser un triste y desdichado espejismo dentro de la conciencia del lector o lectora pues su vida, la arácnida realidad de Matilda quizás nos devuelve un poco a una parte de nuestros antepasados, a nuestra condición de animales (animales políticos como bien señaló el gran Aristóteles). ¿Y mientras tanto? Mientras tanto el narrador de Maldita Matilda, el novelista Juan, esté pergeñando alguna historia para que nos sintamos tan desprotegidos ante tanta soledad y orfandad. ¿Juzgarán a Toribio? ¿Juzgarán a Matilda? ¿Tendrán cada uno su propio cielo? ¿Cada uno su propio infierno? Quien sabe. Nunca se sabe pero ahí está Matilda. Combativa, devoradora de pasión, llena de la leche de la poesía con que se amamantan las buenas historias.

U. R. Olivero

Comentarios

  1. Pues que desearte mi hermosa amiga...Sino un éxito rotundo...Se que tu trasportas con tus letras y les transformas en sentimientos vividos y por vivir...Enhorabuena Cludia bella...Espero con ansias la posibilidad de adquirir un ejemplar próximamente en México...Un beso que traspase hoy esta pantalla y llegue a envolver tu corazón de gigante..BESOS

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