Otra carta a X. 16 de noviembre 2010.

Mí siempre amado y anhelado X:
Mientras un día cualquiera, el menos sospechado, te hallé,
el tiempo se detuvo a medio instante; todo el tiempo del mundo quedó entonces demorado en tus ojos lejanos,
y el amor me llamó y no pude desobedecer…
Tu voz, desde aquél instante, ordenó mis latidos, se alzaron mis emociones al vuelo imperecedero, mandaron tus ojos el mirar de los míos.
Y yo pronuncié la eternidad de la palabra “amor”. En el nirvana de tu mirada me pierdo sin estar perdida, hallo el instante sin fin, el tiempo para soñarte sin media.
Al universo de tus ojos, sucumbo con miles de sentidos, hacía la paz de tu alma, se tuerce la mía.
En ti el sabor a vida y a sueños, todo cuanto anhelo. Hueles a ternura y a paraíso, a sosiego y a amor…
Mis palabras se estremecen al contacto de tu semblante. Mis letras se inclinan hasta rimar con tu existencia, tallando al amor como una gema preciosa.
Sin remedio alguno te amé desde siempre…..sin tiempo, el espacio reducido a la nada, tiempo y espacio pierden su poder en mi corazón, cuando cerca te tengo, o sencillamente te pienso, o cerca te imagino.

¿Mi vida? Se resume en dos partes: la una, la que hago ver a los demás, adoptando aquellos papeles que de mí exigen, cumpliendo con mi deber, siendo quien esperan que sea. La otra: quien realmente soy, quien ama sin condición a las personas, quién no teme el desprecio ni el castigo por querer a las personas y hacérselo saber. Quien da su vida por los otros. La que te encontró a ti, para adorarte desde todos las distancias posibles y sentirse querida de esta manera, a través de su propio amor, proyectado al mundo,...

Desde mi puesto de observación detrás de las pesadas cortinas de la realidad asignada, puedo seguirte con la vista durante las imposibilidades que median entre mi mundo y tu mirada. Algunas horas y sus segundos se han transformado en los más importantes para mí. En mí huidiza visión, a veces he rozado tu mirar y he sentido como una descarga de energía casi me paraliza el corazón; miro tu amado rostro que de cerca parece aún más bello. Me has hecho sentir oleadas de estremecimiento y siempre que eso ocurre, bajo la vista para que la magia de ese instante no se vea alterada y poder sentir impunemente tus ojos en los míos.

¿Cómo traducir mis sensaciones y mis sentimientos por ti en palabras?
No soy capaz, porque no soy escritora ni soy poetisa, y se necesitaría de los poemas más bellos para expresar, quizás cabalmente lo que siento ahora en mis adentros, desde que a ti te conjeturo en el mundo.

Ignoro, lo que habría sido de mi corazón, de no haber ingresado tú en él; pero estoy convencida, de que hubiera vivido y muerto con un vacío que, afortunadamente, nunca conoceré.

La solead ha pesado para mí como un saco lleno de piedras, que se fueron sumando como los años, piedra tras piedra, mes tras mes, que viví sin conocer tu existencia.

Ahora, el bendito solaz de tu cercanía, tan poco usual, tan esperada, tan preciada como un tesoro, ha hecho que adore tu esencia, los destellos de tu halo; cada vínculo y ángulo de tu alma, junto a todo lo que exploro atrevida y sin pedirte permiso, cada vez que te veo.

¡Ah, cuanto sueño con comunicarme contigo, pero no habrá forma de hacerlo mirando a esos ojos tuyos, que tan sólo me miran a través del papel que reconoce incierto en mis pupilas.

Y tú te preguntarás que cómo me atrevo a decir que te quiero… El amor, para el mundo, quizás sea como la vida, que viene y que va. Para mí nunca llegó y sin embargo viví: porque no es amor, amor que no camina al lado de un cuento, ni en aras de una quimera cancele las razones de la lógica... No es amor, ¡no puede serlo! Si desde la deducción del corazón no implora al cerebro….

Ningún beso, me hubo despertado jamás de mí sueño eterno, ninguna caricia ocurrida, que hubiera dibujado un dulce cerco alrededor de mí alma, nada, me habló de amor.

¿Y si yo no estaba hecha para ser vencida por esa dulzura?

Aprendí que el amor era lo único que no podía tener en mí vida.

En secreto, tal vez, soñaba con un beso que contuviera la promesa de otros besos, de la profunda entrega del corazón que a todos los demás parece encrespar sin enmienda. Pero para mí no era posible...

Por ésta razón me hallo aquí escribiéndote estas cartas que parecen imposibles, que rompen las lógicas de todo lo establecido y correcto, y que hacen que me sienta en tu mundo…

¡Tu me ha colmado de existencia, de primavera, de vida!

Y te doy las gracias por existir. Para mí es suficiente…

Como el faro ante un naufragio: tú has aparecido ante mí.

Y tú, ha sido y serás cuanto sueño…

C.

Comentarios

  1. Una nueva y maravillosa aportación, es esta nueva carta, la cual no le va a la zaga a ninguna de las anteriores.
    ¡Enhorabuena, Claudia!, por tu talento.

    Isa

    ResponderEliminar
  2. Bendito señor X. Siempre colmado de parabienes. Excelente carta adornada de las músicas de Mike Oldfield y un toque de Nag Champa. El té lo preparo ahora mismo.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares